domingo, 29 de agosto de 2010

Capítulo primero. El siglo XX: un mundo rasgado


Antecedentes del actual entorno económico

El capitulo tiene como objetivo presentar hechos mayores que a lo largo de los 50 primeros años del siglo XX han ido modelando el entorno económico mundial del pasado siglo e inicios del presente milenio. Este entorno mundial es un grupo de piezas que se van integrando para constituir la presente “cum-iunctura”.
De manera especial la crítica frontal al modelo de libre mercado que ya se venían debatiendo desde hacía 4 o 5 décadas.
En el siglo XX, el debate va más allá del mecanismo de funcionamiento de la economía y se centrará en el objetivo de la democracia política, económica y social.
La democracia será una palabra “mártir” cuando la mayoría de naciones se definen como regímenes democráticos, al mismo tiempo que la historia los irá descalificando.
La democracia, inspiraba a una diversidad de movimientos sociales y sociales democráticos a finales del siglo XIX. En esas décadas emergen una variedad de corrientes sociales como reacción critica a la economía liberal capitalista que generaba una conflictiva situación social, concentración de la riqueza al mismo tiempo que generaba el desempleo.
Los análisis históricos de Marx y la literatura de la época dicen bastante sobre los claroscuros del siglo XIX. Se inicia la marcha hacia algo nuevo pero no todos escogen el mismo camino.


Los irreconciliables hermanos socialistas

Luego de la crisis de 1890, se abre en Europa occidental, la posibilidad de una vía parlamentaria que permitiría una posible democratización del modelo capitalista.
La realidad histórica aconsejaba entallar la vía democrática en la teoría oficial.
Este giro histórico es importante para entender  “el siglo del socialismo”. A partir de 1890 se abre y se amplía la brecha entre quienes se mantienen fieles a la doctrina oficial revolucionaria. El debate se extiende desde 1919 hasta 1991.
La práctica parlamentaria demostraba que los socialistas podían llegar a tener peso dentro del campo político.
La importancia del tema merece una breve referencia al debate Kaustky versus Lenin. La revolución de octubre 1917 estalla en plena primera guerra mundial y K. Kaustky teme que la brutalidad de cuatro años de guerra contamine el proletariado y le incline a practicar en tiempos de paz los métodos de guerra. En su libre “Consumismo y terrorismo”, Kaustky expresa su temor por  la reencarnación de esta crueldad.
En su libro, “La dictadura del proletariado”,  Kaustky dice: “la oposición entre las dos corrientes socialistas reposa en la oposición de el método democrático y el método dictorial.” Ambas corrientes quieren lo mismo: la emancipación del proletariado y con él de la humanidad a través del socialismo.
Lenin responderá con dureza en su obra “La dictadura del proletariado y el renegado de Kaustky”: “El Estado es, en manos de la clase dominante, una maquina destinada a aplastar a la resistencia de sus enemigos de clase.”
Esta confrontación marcará profundamente el entorno político y económico mundial 1918-1991.


El siglo XX será el siglo de las guerras

Coincidiendo con el inicio de estos debates, el siglo XX se abre con la primera guerra mundial entre las grandes economías europeas que luchan por defender su hegemonía nacional.
La guerra generara una seria contradicción de las economías europeas aliviadas en parte con las repetidas ayudas de los Estados Unidos, que pasa a ser la primera potencia mundial. La recesión económica se acompaña en algunos países de incontrolables procesos de superinflación.
En el caso de Alemania se agregan las severas condiciones del pago de deuda de guerra, que sumen a empresas, sindicatos y clase media en la pobreza y el desempleo. Las consecuencias destructoras de la guerra generarán un ciclo recesivo que desemboca en la crisis económica de 1930.


La crisis económica de 1930

Cuando en el segundo semestre del 2000 se inician turbulencias en la bolsa de valores de Wall Street los historiadores vuelven a referirse a la crisis de 1930 porque hay ciertas similitudes en su origen y en sus consecuencias. Todas estas crisis nacen en las bolsas de valores cuando las economías se hallan en fases de euforia.
En la crisis de 1930, los desequilibrios son populares: estalla la crisis en los Estados Unidos, se contagia a los países de Europa y regresa a Estados Unidos, con los raves problemas de recesión real, crecimiento de desempleo, estancamiento mundial y perturbaciones sociales con la aparición de nuevos nacionalismos, que derivarán en la segunda guerra mundial.
Al terminar la primera guerra mundial se inicia un kondratieff de baja en Europa, mientras que los Estados Unidos conocen una década de gran auge. Esto se debía al crecimiento excepcional del automóvil, enseres domésticos, telecomunicaciones y empresas suministradoras de insumos eléctricos. Al mismo tiempo otras industrias enfrentan serios problemas: el ferrocarril, el carbón y también los textiles. También entra en serios problemas todo el sector agrario.
Esta diversidad de ramas, unas en auge y otras en recesión, genera desigualdades de ingresos entre sectores económicos. Mientras que en los precios agrícolas tienden a la baja, los precios industriales siguen creciendo. En consecuencia, los beneficios de la industria no se dedican a nueva inversión, sino que se canalizan hacia la bolsa de valores de Nueva York.
El estallido de la bolsa se produce a comienzos de octubre 1929, y parece que el último determinante fue que Inglaterra eleva su tasa de descuento, lo que genera un regreso de fondos especulativos europeos.
A partir de la primavera de 1930 se observa la clara reducción de los beneficios y de manera especial el automóvil siente la recesión en razón de la baja de la demanda de productos industriales.
En Europa las primeras dificultades se comienzan a sentir desde 1928, cuando se inicia el boom en Nueva York. Los especuladores norteamericanos, al encontrar en su país inversiones bien remuneradas, comienzan a retirar sus capitales de Europa. Esto daña sobre todo a Alemania, que necesitaba esos fondos para su reconstrucción y para el pago de deuda de guerra.
El abandono del patrón oro por Inglaterra y la devaluación de la libra esterlina, contagia la crisis a otros países que tenían constituidas sus reservas en libras esterlinas.
La crisis de la bolsa de valores se extiende a los sectores reales de la economía.
Como la crisis económica nace en la bosa de valores de Nueva York, el gobierno estadounidense aplicó unos “mecanismos de control”.
Al final, el sistema seguía dependiendo de la confianza en personas que no eran los propietarios de las empresas. Se confiaba en la competencia de los consejeros y la capacidad de los responsables de aplicar las normas.